Después de doce meses y algo más, ya no lo amaba, no extrañaba lo bien que sonaba mi nombre junto al de él. No necesitaba más de ese gesto que hacía al verme -que tanto me enamoraba-, ni escucharlo tocar su piano todas las mañanas después de hacer el amor. Pero le estoy agradecida, por impulsarme suavemente a escribir las historias que más atesoro.
Arlina Way Lestrange Jan 13, 2012 06:06 PM
ResponderEliminarTodos somos capaces de dejar de amar auna persona, pero jamás dejamos de lado los hermosos tesoros que guardamos de ello...