jueves, 24 de enero de 2013

Ella bruscamente dio la espalda. Mientras buscaba el sitio más cómodo entre el colchón, sintió cómo unos ligeros dedos acariciaban su piel. Fue entonces cuando reclamó - ¡¿que haces?! – desde el otro lado él reía casi complacido – pues, tocar tu piel ¿qué más? – y atacó con pequeños besos el hombro de Selene. Pronto ella se unió a las risas, no solamente porque fuera una cosquillosa de tomo y lomo, si no más bien, porque la sensación era perfecta –tonto – susurro suavemente. Las manos firmes de Arión, tomaron de sorpresa las caderas de Selene, mientras ella cerraba los ojos cuidadosamente, dejándose llevar – poder tocarte me da escalofríos – afirmó Arión y ella sintió estremecer cada centímetro de su cuerpo. Selene trato de escapar de un pensamiento comprometedor, tomo bastante aire y preguntó – mañana tendré veintidós, ¿me querrás, aunque sea una vieja gruñona? – Arión pensó un instante y quiso que aquel momento no terminara nunca, rodeo el cuerpo de Selene con sus largos y delgados brazos mientras intentaba buscar también sus ojos y respondió de forma tranquila – sabes que te seguiré queriendo, pequeña gruñona – en ese momento su sonrisa arqueada apareció, lo que causó que Selene volteara sonrojada y enterrara su cara en el pecho de Arión.
Dedicado para aquella mujer que inspira mi nuevo camino



Escrito que me obsequió Felipe para mi cumpleaños 22.

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